¿Nueva Zona de Sacrificio? Cerro Chuño de Arica marcado por altas concentraciones de contaminación y una precaria calidad de vida de sus habitantes

Fotografía: Población Cerro Chuño – Paulina Vera Henríquez. 

Cerro Chuño ya no da más. A las altas concentraciones de metales pesados tóxicos que son nocivos para la salud de las personas y el medioambiente, se suma la delincuencia, según consigna un completo reportaje de El Mostrador publicado hace unos días atrás. Y es que hace más de 3 décadas, esta zona al nororiente de Arica fue devastada hasta el día de hoy, cuando -en plena dictadura- la empresa PROMEL importó miles de toneladas de relaves tóxicos desde Suecia, instalándolos en esta área.

Esta “gran idea” tenía como siguiente paso el reprocesamiento de estos relaves, situación que nunca se dio. La empresa se declaró en quiebra, y los residuos tóxicos quedaron ahí, tirados, sin ningún tipo de política local, regional o nacional que menguara el daño. Sobre estas tierras contaminadas se levantaron tomas y se construyeron poblaciones enteras, casas que fueron entregadas a través de subsidios habitacionales del Estado. 

Pero desde un inicio, algo comenzó a ir mal: la gente enfermó y comenzó a morir.  Y hoy, el panorama es desolador. “El olor a basura, a metales pesados y a humo por quemas de desperdicios regados por donde uno camine, es el panorama que golpea el olfato y la vista a cualquier hora en la población Cerro Chuño. Allí no debería vivir nadie, pero aún hay más de 700 casas en pie contaminadas con plomo y arsénico”, relata la periodista Ximena Astudillo, en su reportaje de El Mostrador.

Y agrega que “la población aún sigue en pie, pese a que debió haber sido demolida a partir de 2009, tal como lo comprometió -en septiembre de ese año- la entonces ministra presidenta del Consejo Directivo de la CONAMA, Ana Lya Uriarte, debido a la polución nociva para la salud que presentaban los suelos y viviendas”.

La Ley: ¿Qué dice?

El año 2012 se logró la promulgación de la Ley N°20.590 de Polimetales, que estableció tareas de remediación y erradicación de un polígono inhabitable en la población Cerro Chuño. En este contexto, la indicación fue demoler las más de 800 casas que fueron declaradas inhabitables, pero el plan fracasó porque la erradicación consideró dos soluciones habitacionales que fueron desarrolladas de manera desfasada.

“A raíz de aquello, los pobladores afectados que eligieron departamentos como compensación, salieron primero de sus viviendas, y los que optaron por casas, debieron esperar su turno más tarde. Comenzaron a quedar viviendas abandonadas en las distintas calles y, al primer intento para destruirlas, no se pudo, debido a que la llamada construcción “en tren” lo impedía. Si se demolía una, se derrumbaban las contiguas y en ellas aún residían familias que no había dónde reinstalar temporalmente”, explica el artículo.

De esta manera, las casas abandonadas quedaron a merced de los primeros “ocupantes ilegales” chilenos que llegaron a Cerro Chuño, bajo la excusa de que no tenían dónde vivir y el sistema de subsidio habitacional no les era favorable. “Siento vergüenza e impotencia cada vez que llego a este espacio cargado de contaminación, de desorden, de riesgo para quienes viven acá, para los niños y las familias que están. Si bien es un campamento donde están de manera irregular, acá no puede vivir ninguna persona, porque así lo dice la ley”, comentó el alcalde de Arica, Gerardo Espíndola, en el punto de prensa por el megaoperativo “Tren del Norte IV”, el 16 de mayo pasado. 

“No basta con las voluntades de las autoridades regionales. Es imposible pensar que un problema de esta naturaleza, donde las responsabilidades han sido de todos los gobiernos, siga pendiente. Espero que durante este Gobierno se erradique y, si hay que ponerle un plazo, que sea al final de este Gobierno. Ojalá que cuando finalice el mandato del Presidente Boric, Cerro Chuño no exista”, afirmó.

Fotografía aérea del lugar donde se encuentra el material tóxico con altas concentraciones de arsénico, mercurio, cadmio y plomo. EFE/ Rodrigo Saez Molina.

 

Caso Isaías: Desde el nacimiento expuesto

Uno de los cientos (sino miles) de casos relacionado a problemas médicos complejos debido a la exposición de estos residuos tóxicos es el de Isaías. Hoy es un joven adolescente, pero  oriundo de Arica, que vivió desde sus primeros segundos de vida y por los siguientes años en la zona. El año 2008 Claudio, su padre, recibió una casa por parte del Serviu Arica, en Calle Capitán Ávalos 1679, Cerro Chuño 1, porque -según su información- no había contaminación allí. 

Su hijo Isaías nació en esa casa, pero -cuando tenía 6 meses de nacido- se enteraron por las noticias que el Servicio de Salud de Arica había ocultado por muchos años los resultados de exámenes de polimetales de personas que habían vivido en la zona, exámenes que habían sido manipulados, corriendo las comas en las cifras de presencia de metales pesados. 

La noticia agregaba que toda la gente enferma por esto, incluyendo algunos algunos fallecidos, no sabían su diagnóstico exacto o las causas reales de sus enfermedades. “Nos arrendamos un espacio lejos de allí, dejando esa casa abandonada por miedo a lo que le podía pasar a mi hijo, que entonces era menor de 1 año”, explica su padre. En diciembre 2009, a Isaías se le realizó el primer examen de polimetales, que solo medía plomo y arsénico, examen realizado en un hospital de campaña que montaron las autoridades de la época, debido a la gran la connotación pública que generaba el caso del Cerro Chuño y sus altos niveles de contaminación.

En 2012, al implementarse la Ley 20.590 de polimetales, que -se suponía- aplicaba la atención real de médicos toxicólogos, neurólogos y dermatólogos para casos de intoxicación o enfermedades relacionadas en las personas, lo que -hasta el momento- no se implementa. 

Tuvieron que pasar más de 10 años, y el 2023 se incorporan a la medición otros metales que Isaías siempre tuvo en su cuerpo, pero que no se reflejaron en exámenes anteriores. Así, se le realizó un examen de polimetales en enero del año pasado, con Isaías de ya 15 años.  “Los resultados demostraron altos niveles de cadmio y cromo. A Isaías se le tomaron por segunda vez, y los resultados son aún más alterados”, relata un desesperado Claudio.

“La única esperanza que nos queda es que la empresa Boliden (empresa sueca que dejó abandonados cientos de toneladas de relaves en Arica) vea nuestra entrevista y nos financie un tratamiento en España en la clínica Mzk Biomedical en Madrid. A través de 20 secciones, se extraen por completo los metales del cuerpo. Así, se podría paliar el daño hecho a mi hijo. Del  Estado Chileno no podemos esperar nada”.